miércoles, 18 de noviembre de 2015

Rillo-yellow, asul blu


18-11-2013, 23:23. Esas son las coordenadas que hicieron virar nuestra travesía familiar hacia una marejada de incalculables y felices consecuencias siempre acompañados por nuestra familia, que siempre está a nuestro lado.
Sueños cortos; sustos largos; un continuo de nuevas sensaciones marcadas por la preocupación y la felicidad (aunque ésta última se impone por goleada); un amor ilimitado que llega a embriagar y que muchas veces te convierte en tontito (sí, todavía más, todo con tal de que ría, que ría mucho); pérdida de paciencia que, hasta en los casos más extremos, no deja de hacer que te derritas al ver lo bonica que es; primeras risas que emocionan; primeros pasos balbuceantes; algún que otro bofetón y las gafas por el aire; papá sí, papá no; vale mamá; tutá no, Ivan; elo y ela; incansables jornadas de juegos; Pepa Pig hasta la saciedad; cacas y pipis, por supuesto y muchas, pero ahora ya con cierta contención orinal, ...
Todo nuevo y todo apasionante, y sin tiempo para aprehender lo que ya ha pasado porque se escapa como la arena entre los dedos. Cada momento es para ser grabado y reventar cualquier sistema de almacenamiento digital que exista sobre la faz de la tierra (¿será por fotos?, un millón o dos creo que tenemos). 
Esto continua a marchas forzadas y a lo grande. Ya van dos años que han pasado como un suspiro y llegado este momento uno sólo le pide a Dios la misma fortuna que hasta ahora, que ya es algo exagerado de rogar por lo mucho y bueno que llevamos vivido. Pero tenemos buenos intercesores.
Y así estamos, escribiendo en un blog personal sin ton ni son unas sensaciones que se agolpan pero necesitan ser mínimamente transmitidas porque tener un hijo es, con infinita diferencia y aunque a veces asusta, lo más grande que hay en el mundo. 


P.D: ¿y cuando no hay manera de hacer que coman?, ¿y ese apiretal en vena que ya casi forma parte de la dieta?, ¿y esos mocos que, al parecer, son crónicos desde que empezamos a llevarlos a la guarde? ¿y cuando no hay manera de sacarlos del parque? ¿ y cómo tienen que tocarlo todo? ¿y esos golpes que se dan por atrotinados? ¿y la nueva decoración de paredes y tapizados que aparece en casa a base de rayas y huellas digitales? ¿y esos abrazos espontáneos que te derriten cual bombón al sol (y cuando no son espontáneos también, que de algo ha de servir el chantaje a base de golosinas o gusanitos)? ¿y esos nuevos personajes que también entran a formar parte de la familia llámense Josefa la Cerda (Pepa Pig), Miguel el Ratón (Micky Mouse), Pocoyó o los sempiternos Minions (entre muchos otros)? 

 Y ahora que veo desde aquí abajo toda la parrafada anterior pienso que sí que se vuelve uno locuelo sí.

Continuará ...  










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